Me invitas a tú beso loco
y abandono mi abismo,
cenamos nuestros genitales,
y luego,
Tiramos las cáscaras.
Mondas de estrella,
descaradas,
por cualquier rincón del cuarto..
Me gusta danzar contigo
entre abismos de deseo.
Gracias por olvidarte,
de cuatro rubias litronas
y comer de mi lengua de veneno.
Las niñas sentadas en las sillitas de madera no nos atrevíamos a decir ni mu. Un señor alto disfrazado con un vestido blanco hasta los pies, se movía de acá para allá en aquel semicírculo improvisado.
Manolita miraba tras las rejas las magnolias que colgaban descaradas. del árbol de hojas brillantes.
Existió un reino perdido entre las telarañas del tiempo, donde los habitantes vivían aterrorizados, por un rey déspota, que estaba obsesionado por el control de todas sus gentes.
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