Aquí está mi cajón digital, como el que durante años he tenido en los rincones de los sitios dónde he vivido y donde se han ido reuniendo poemas y relatos, poblados con los personajes y las emociones de mi vida, esperando, haciéndome compañía y recordándome que hay quien ha nacido con arte aunque, a veces, no se sepa que hacer con él. Gracias por venir a pasar un rato con todos nosotros.
Las niñas sentadas en las sillitas de madera no nos atrevíamos a decir ni mu. Un señor alto disfrazado con un vestido blanco hasta los pies, se movía de acá para allá en aquel semicírculo improvisado.
Manolita miraba tras las rejas las magnolias que colgaban descaradas. del árbol de hojas brillantes.
Existió un reino perdido entre las telarañas del tiempo, donde los habitantes vivían aterrorizados, por un rey déspota, que estaba obsesionado por el control de todas sus gentes.
Bibiana iba componiendo minuciosa y concienzudamente su mortaja, el sol penetraba su habitación alquilada, sin pedir permiso a las persianas, medio cerradas desde la noche.
Sus barbas canosas producen en mi interior un vaivén de sueños infantiles. Sin querer me introduzco en su mirada de avellanas y saboreo esa amargura sin fin que acaba estrellándose en su sonrisa desdentada.
Te echo a faltar Hermanita de la loca risa que asusta a la muerte.
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