San Jorge

Existió un reino perdido entre las telarañas del tiempo, donde los habitantes
vivían aterrorizados, por un rey déspota, que estaba obsesionado por el control
de todas sus gentes. Para conseguir sus objetivos prohibió a sus súbditos
adentrarse en los bosques que rodeaban sus tierras.

--Mis emisarios han divisado una montaña en la que vive un inmenso dragón
que saca fuego por sus fauces, hambriento y furioso.
Entonces el monarca decidió que cada 23 de abril, todas las familias del reino
tendrían que depositar su mejor cordero y parte de su cosecha para aplacar
sus ansias devoradoras.
El miedo fue creciendo entre las gentes del lugar que ahogados por la angustia
se esforzaban para complacer las exigencias del gran dragón, y jamás fallaban
en su tarea de conseguir una buena cosecha.
Esta situación hacía que todos se empobrecieran y muchos enfermaran,
mientras los miembros de la corte se enriquecían más y más.
Aconteció que un muchacho joven de nombre Jorge, harto de tanto dolor no
podía soportarlo y la rabia le venció al terror de su corazón. Y una noche
decidió adentrarse en los bosques malditos.
Con una antorcha en su mano derecha todos los arboles le parecieron
fantasmas, pero él siguió caminando hasta dar con aquellas montañas
temibles, al llegar una luna gorda y amarilla, le pareció que le guiñaba un ojo.
Pero la sorpresa mayor fue cuando a lo lejos le pareció escuchar una bella
melodía, que embriagaba sus sentidos.
Era la princesa que bailaba y cantaba entre el oscuro verdor. Se vieron, se
reconocieron y ella le dijo.
--Hola Jorge, está claro que eres un hombre valiente, yo no puedo aguantar
más la tiranía de mi padre, no me gusta su manera de oprimir a los pobres de
mi tierra. Muchas noches me acerco aquí desafiando sus órdenes.
Jorge pregunto por el dragón y ella le dijo que toda la comida se la quedaban
en el reino y que nunca lo había visto.
Después de mucho compartir, una noche larga y nutritiva, se les ocurrió la
brillante idea, la princesa, desde las escalinatas del castillo, convocaría a todo
el pueblo, diría que el dragón la había cogido en el camino y que sus gritos
desesperados ,alertaron al súbdito valiente, ella afirmaría que este lo mató, lo
despeñó montaña abajo, salvándola y de paso arrojando el monstruo temido a
los infiernos.
A si fue y así aconteció, que todos creyeron esa versión, los más para liberarse
por fin del duro trabajo y el Rey ya viejo para batallar ,no se opuso. Jorge
emigró para siempre a otras tierras, y las gentes, después de soltar el yugo,

que agachaba sus cabezas, divisaron un infinito, que ya habían olvidado y lo
convirtieron en santo.
La princesa tomo las riendas del reino a la muerte de su padre, que duró poco
y decidió que cada día 23 de abril todos irían a festejar a los bosques y los
lleno de flores y rosas olorosas, que aún hoy se regalan. Y también se ocupó
de que la ignorancia no viviera en sus tierras, así que sacó de las madmorras
todos los manuscritos antiguos, que el rey había escondido y se leían a la
gente, y más tarde libros venidos de tierras misteriosas, mas allá de los mares.
Desde entonces el lugar se conoció como el más culto de la región, de donde
han salido científicos y escritores, músicos y aún hoy es el refugio de las
personas libres.