Yo que solo firmo mis sueños
delirios de mis amores.
Firmas tengo a cientos,
en mis viejos papeles.
Cadenas de versos,
de tus besos de colores
atados a mi cuello
que solo sabe
articular un te quiero
Te quiero hasta donde quieras
como canta mi bolero,
ahora me hacen un contrato
documento muy negro.
Firma¡ firma¡
para dárselo al mundo entero¡
Por dinero, que todo es negocio
Y yo me pregunto
¿a cuánto se venden los sueños?
No, qué no, que los amores no tienen precio!
Las niñas sentadas en las sillitas de madera no nos atrevíamos a decir ni mu. Un señor alto disfrazado con un vestido blanco hasta los pies, se movía de acá para allá en aquel semicírculo improvisado.
Manolita miraba tras las rejas las magnolias que colgaban descaradas. del árbol de hojas brillantes.
Existió un reino perdido entre las telarañas del tiempo, donde los habitantes vivían aterrorizados, por un rey déspota, que estaba obsesionado por el control de todas sus gentes.
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