Voy a tu fiesta,
cumples cuatro
cuatro marzos.
Dos pares de primaveras
para ponerte besos
y algún que otro,
dolorcito adentro.
En tu mundo chiquitito
siempre en el medio
atareado, un angelito.
Y tu mi niño buscando
la cueva mágica de Aladino.
Voy a tu fiesta
y también invitados,
algunos de los cuarenta,
Cuarenta ladrones.
Voy de tu fiesta
me escondo en el túnel
vagón de metro verde.
Bolso lleno de caramelos
y una rosa de papel.
Toda mi esperanza
dentro del viaje,
en una bolsa del Corte Inglés.
―Son las siete, temperatura ambiente veintitrés grados, humedad en el aire treinta y ocho por ciento, contaminación ambiental baja. Agenda para hoy, a las nueva cita en la Agencia de inteligencia estatal—y agregó, como cada mañana—Vivaldi, las cuatro estaciones...
Las niñas sentadas en las sillitas de madera no nos atrevíamos a decir ni mu. Un señor alto disfrazado con un vestido blanco hasta los pies, se movía de acá para allá en aquel semicírculo improvisado.
Manolita miraba tras las rejas las magnolias que colgaban descaradas. del árbol de hojas brillantes.
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