Voy a tu fiesta,
cumples cuatro
cuatro marzos.
Dos pares de primaveras
para ponerte besos
y algún que otro,
dolorcito adentro.
En tu mundo chiquitito
siempre en el medio
atareado, un angelito.
Y tu mi niño buscando
la cueva mágica de Aladino.
Voy a tu fiesta
y también invitados,
algunos de los cuarenta,
Cuarenta ladrones.
Voy de tu fiesta
me escondo en el túnel
vagón de metro verde.
Bolso lleno de caramelos
y una rosa de papel.
Toda mi esperanza
dentro del viaje,
en una bolsa del Corte Inglés.
Las niñas sentadas en las sillitas de madera no nos atrevíamos a decir ni mu. Un señor alto disfrazado con un vestido blanco hasta los pies, se movía de acá para allá en aquel semicírculo improvisado.
Manolita miraba tras las rejas las magnolias que colgaban descaradas. del árbol de hojas brillantes.
Existió un reino perdido entre las telarañas del tiempo, donde los habitantes vivían aterrorizados, por un rey déspota, que estaba obsesionado por el control de todas sus gentes.
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