Después de varios días de juerga
La luna se va adelgazando,
que le quiten lo bailado
y a mí que me la pongan,
un poquito de cualquier droga.
Es un decir, porque a mí
solo me gusta
la mejor coca,
desde los ángeles, a tu boca
y a la mía color de rosa.
Luna más y más bella
deshojada de tanta fiesta.
Aquí desde mi desierto
se contempla bien tu presencia.
Las dos hablamos de amores viejos.
Tú no dejas de insistir
que nos quiten lo bailado
eso sí, si pueden, claro!
―Son las siete, temperatura ambiente veintitrés grados, humedad en el aire treinta y ocho por ciento, contaminación ambiental baja. Agenda para hoy, a las nueva cita en la Agencia de inteligencia estatal—y agregó, como cada mañana—Vivaldi, las cuatro estaciones...
Las niñas sentadas en las sillitas de madera no nos atrevíamos a decir ni mu. Un señor alto disfrazado con un vestido blanco hasta los pies, se movía de acá para allá en aquel semicírculo improvisado.
Manolita miraba tras las rejas las magnolias que colgaban descaradas. del árbol de hojas brillantes.
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