Te echo a faltar
Hermanita de la loca risa
que asusta a la muerte.
La pena corría y corría
a ponerse los pantalones
Nosotras ajenas, bailábamos
con el desdén de las princesas.
Me pongo tus cosas
duermo con tu pijama
Como cuando niñas
siempre peleando camisas.
Aun tendrás que esperarme
me queda un suspiro
Tengo que hacerme vieja
Soñando versos en esta tierra.
―Son las siete, temperatura ambiente veintitrés grados, humedad en el aire treinta y ocho por ciento, contaminación ambiental baja. Agenda para hoy, a las nueva cita en la Agencia de inteligencia estatal—y agregó, como cada mañana—Vivaldi, las cuatro estaciones...
Las niñas sentadas en las sillitas de madera no nos atrevíamos a decir ni mu. Un señor alto disfrazado con un vestido blanco hasta los pies, se movía de acá para allá en aquel semicírculo improvisado.
Manolita miraba tras las rejas las magnolias que colgaban descaradas. del árbol de hojas brillantes.
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